La programación casi nunca es una comunión solitaria entre un hombre y una máquina. Preocuparse por los demás es una decisión consciente que requiere práctica.
La programación sigue siendo un proceso intensamente colaborativo entre grupos de lectores y escritores de programas.
Deja que tu código hable: los nombres importan. Deja que el código diga lo que significa. Introduce un método para todo lo que haya que hacer. No tengas miedo de delegar, ni siquiera en ti mismo.
Este libro es una invitación.
Esperamos que estés utilizando Cuis-Smalltalk para descubrir caminos de interés y que estés disfrutando del viaje. Si es así, en algún momento habrás hecho algo maravilloso y probablemente quieras compartirlo.
Compartir requiere comunicar la intención.
Para escribir bien hay que practicar. Los buenos escritores leen.
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