Plataformas engañonas
Leer gratis
El otro día me llegó un enlace que me pareció interesante y decidí seguirlo. Además, el blog de Coral Carracedo ─o Lulú von Flama, como firma en su faceta de escritora─, me pareció interesante y estuve echándole un ojo.
El enlace que me llegó lo titula «Leer gratis es posible (y deberías)». ¡Fantástico! Y nos cuenta que lleva un año leyendo libros gratis. Algunos, se los envía alguna editorial para que haga reseña, corrija, etc. Lo que no deja de ser un trabajo. Estupendo. Pero a mí las editoriales no me mandan nada, así que esa vía para mí está cerrada. No pasa nada, vamos a las otras...
En el siguiente texto hay enlaces a muchos relatos. El primero que veo es uno titulado Trigo17. Pincho, lo leo y me gusta ─vale, tampoco es la octava maravilla del mundo, pero está aceptablemente escrito y no deja de ser un punto de vista curioso del abandono del campo a favor de las ciudades─. Sigo con los otros relatos y me encuentro que no puedo leer ninguno.
Lektu
No es que esté muy a favor de los sitios de autoedición. La mayoría me parecen una panda de aprovechados. Pero siguiendo las lecturas del artículo resultó que la mayoría de los enlaces están referidos una página donde puedes autoeditar tus libros, allí afirman:
Aquí los creadores podéis subir vuestro contenido digital para ponerlo a disposición de los clientes. Sin cuotas de alta ni mantenimiento. Sólo cobramos comisión si hay transacción económica.
Si tus productos son gratuitos no te cobraremos nada.
Y después añaden de forma entusiasta:
Sin DRM. Una de nuestras banderas es la justa comercialización del contenido digital que ofrecemos, sin barreras que impidan el disfrute del mismo.
Después de leer eso pensé que realmente era un sitio comprometido y abierto. Pinché en el pichorro de registro y quedé impactado. Puedes registrarte de cuatro modos, por facebook, por Twitter, por Google o por correo electrónico. ¡Uff! ¡Qué pereza! Bueno, voy por el modo del email.
Tampoco. Si tienes el javascript de la gran G bloqueado ─porque no tengo nada que ocultar, pero aprecio mucho mi privacidad─, la gran G informa sistemáticamente que eres un bot y no te dejan registrarte. Nada, pues no me registro, no leeré nada de esa página, tampoco subiré nada a esa página, pero que no digan que no tienen barreras que impidan el disfrute del contenido. No las tienen si estás dispuesto a informar a la gran G, o al caralibro, o al tuister de lo que haces, de lo que lees, de lo que te interesa y ellos puedan contrastar con sus algoritmos con quién te relacionas, cuánto dinero ganas y qué pueden venderte.
Redes sociales
Ya me había leído las condiciones de uso y todo. Me había llamado la atención el primer párrafo del punto 7- Redes sociales:
Las redes sociales son servicios de la sociedad de la información prestados por terceros proveedores que permiten a los usuarios participar en una comunidad virtual con otros usuarios a través de la que pueden generar su propio perfil público, crear y compartir contenidos, informaciones y datos personales con otros usuarios de la red.
Yo hubiera puesto entre comillas lo de comunidad. Para que haya realmente comunidad debe haber un compromiso y un deseo de encuentro. Las redes sociales a las que se refiere ese párrafo no forman comunidades, son básicamente una granja de datos para la empresa que gestiona el entramado. No les interesa la interacción real o social, no les interesa que esas relaciones fluyan entre redes, sino concentrar cuanta más información posible encapsulada en sus propios servidores. A esas empresas no las interesa el compromiso y el encuentro de las personas. Sus páginas están diseñadas no para beneficio de sus usuarios, sino para beneficio propio. Aprovechan algunos fallos del cerebro humano para obtener cuantos más datos mejor.
Me pregunto qué pensará Lektu sobre las redes sociales libres como Diaspora*, GNUsocial, Mastodon, etc. ¿Estarían dispuestos a facilitar el registro a su página con esas redes sociales y no con las privativas de tres empresas estadounidenses?
Conclusión
Bueno, seguiré leyendo gratis. Al fin y al cabo sigue existiendo https://epublibre.org para los libros que leo de ficción y https://openlibra.org para los libros técnicos que necesito.