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Defenestrando la vida


Mis impresiones sobre erlang

Ya conocía erlang desde hace tiempo. Lo conocía de nombre, lo había cotilleado con anterioridad e incluso quise aprenderlo hace unos años, cuando estaba más metido en las cosas 3D y conocí Wings3d (un modelador 3D hecho en erlang). Creo que esto ya lo conté por aquí, pero lo pongo en contexto por si alguien llega a leer este artículo de nuevas.

No es el lenguaje más popular del mundo, más bien es un lenguaje raro, con unas características un poco extrañas para quien se aproxima(ba) por primera vez a él, que poco o nada sabía de esos esotéricos lenguajes funcionales, más allá de las viejas referencias a LISP. Y así, en su día, la sintaxis, acostumbrado a otras más encerradas entre llaves o dominadas por bloques indentados, me pareció un poco marciana; su forma de nombrar las funciones con la estructura nombre_función/0, donde se especifica el número de parámetros en el mismo nombre, me pareció hasta fea. Pero, después de un tiempo utilizándolo todo cambia y, ahora, ha llegado el momento de que os cansine con mis apreciaciones sobre el lenguaje. Pensaréis: ¿de qué me sirve la opinión de un psicólogo sobre un lenguaje de programación? La respuesta es sencilla: de nada... ¿qué haces leyendo esto? O sí, bueno, eres muy libre de seguir si quieres ;-þ

erlang/OTP

Si nunca habéis utilizado erlang es posible que lo de OTP sea nuevo para vosotros. Sin embargo, muchos de los programadores de erlang lo consideran inseparable y usan el lenguaje precisamente por las características de que le dota OTP, como otra capa de abstracción.

Por decirlo de algún modo sencillo de entender, OTP es una librería que viene a facilitar la vida del programador dotándolo de todas las abstracciones que aprovechan las características de erlang sin necesidad de reinventar la rueda en cada aplicación. Luego lo veremos más despacio, pero empecemos por el principio.

¿Qué es erlang?

Erlang es un lenguaje funcional, con tipado dinámico y asignación única. Os sonará lo de tipado dinámico de otros lenguajes, pero seguro que lo de la asignación única os suena marciano ─como a mí al principio─. Esto último consiste en que una vez asignado un valor a una variable, éste no puede cambiar. Y pensaréis: ¿De qué sirven variables que son invariables? ¿unas variables, constantes? ... bueno, yo me lo pregunté en su momento, luego ves que tiene sus ventajas (como que no se produzcan errores porque una variable ha tomado un valor que no debía) y te olvidas de los inconvenientes o más bien de las costumbres que traes de otros lenguajes menos consistentes. Pero veamos las características de las que hace gala:

Concurrente
Las aplicaciones de erlang soportan gran cantidad de procesos concurrentes, que no comparten memoria y se comunican mediante mensajes entre ellos.
Distribuido
Una máquina virtual de erlang es un nodo. Un sistema distribuido de erlang es una red de nodos cuyos procesos se pueden intercomunicar exactamente igual como lo harían si compartieran nodo. Por eso es fácil levantar varios nodos, incluso en diversas máquinas y nuestra aplicación funcionaría igual que si corriera sobre un sólo procesador.
Robustez
Una de las máximas de erlang dice: Deja que falle. Los procesos pueden configurarse de manera que se pueden derivar entre nodos y migrar a nodos que se han recuperado. Unos procesos pueden monitorizar a otros y actuar en consecuencias cuando un proceso falla.
Soft real-time
erlang soporta sistemas que requieren tiempos de reacción del orden de los milisegundos.
Actualización de código en caliente
Es posible modificar el código que se está ejecutando sin necesidad de detener el sistema.
Interfaces externas
los procesos de erlang se pueden comunicar con librerías y otros códigos, hechos en otros lenguajes, con el mismo mecanismo que se utiliza internamente entre procesos. Además, se pueden enlazar programas escritos, por ejemplo en C, dentro del código erlang.

Programación funcional para línea de comandos

Si tienes erlang instalado, verás que viene con algunas herramientas con él: por ejemplo el prompt interactivo erl o su herramienta para scripts: escript.

Vamos a ver un ejemplo, que viene en la misma página de manual de escript, aunque le daremos también alguna vuelta, para ver cómo podemos fabricarnos nuestros scripts en este lenguaje.

#!/usr/bin/env escript
%% -*- erlang -*-
%%! -smp enable -sname factorial
main([Cadena]) ->
    try
        N = list_to_integer(Cadena),
        F = fact(N),
        io:format("Factorial ~w = ~w\n", [N,F])
    catch
        _:_ ->
            uso()
    end;
main(_) ->
    uso().

uso() ->
    io:format("Uso: factorial entero\n"),
    halt(1).

fact(0) -> 1;
fact(N) -> N * fact(N-1).

Vamos a analizar ese código. Lo puedes copiar en un fichero que se llame factorial y hacerlo ejecutable con chmod si quieres probarlo.

La primera línea es la clásica llamada al intérprete que debe ejecutar el script, en nuestro caso escript. La segunda línea es un aviso para nuestro editor favorito (Emacs) para advertirle que debe iniciar erlang-mode al editar el fichero. Sí, hay un erlang-mode para Emacs y parece que es el editor oficioso del mismo. La tercera línea son opciones de configuración de la máquina virtual:

  • el parámetro -smp enable se utiliza para compilar utilizando el emulador SMP, que se utiliza para compilar código nativo que se debe compilar con el mismo runtime que lo va a ejecutar.
  • El parámetro -sname factorial, da nombre al proceso que ejecutará la máquina. Esto nos permite, por ejemplo, levantar un proceso y llamarlo por su nombre. Tiene un equivalente -name, pero en este último caso el formato será nombre@host. Y es muy útil cuando nuestro script lo que hace es levantar un servicio y queremos llamarlo desde otros procesos.

Después, la función main/1 tiene dos partes, la primera se ejecuta cuando la lista de parámetros viene con un string o cadena ([Cadena]), lo que hace es intentar convertir la cadena a un entero y si tiene éxito calcula y devuelve el factorial del número con fact/1, y si no, remite a uso/0 y la segunda significa en cualquier otro caso llama a uso/0.

Cosas sobre la sintaxis que pueden llamar la atención, o al menos a mí me llamaron la atención en su momento: Separa partes de la misma función con el carácter ;, las instrucciones dentro de cada una de esas partes con , y se marca con un . el final de la definición de una función. Sin embargo, cuando la instrucción es end, como ésta ya es un delimitador, en la instrucción anterior no hay que marcarlo.

Eso de definir la función en partes me resulta marciano... eso pensé en su momento. Y aún en día algunas veces me descubro tirando de otra sintaxis más espagueti. Por ejemplo, el código anterior podría haberse escrito también así:

#!/usr/bin/env escript
%% -*- erlang -*-
%%! -smp enable -sname factorial
main(Args) ->
    case Args of
        [Cadena] ->
            try
                N = list_to_integer(Cadena),
                F = fact(N),
                io:format("Factorial ~w = ~w\n", [N,F])
            catch
                _:_ ->
                    uso()
            end;
        _ ->
            uso()
    end.

uso() ->
    io:format("Uso: factorial entero\n"),
    halt(1).

fact(N) ->
    case N of
        0 ->
            1;
        N when N > 0 ->
            N * fact(N-1)
    end.

Como se puede ver, se ha metido la evaluación de los casos dentro de la llamada a la función, dependiendo de los parámetros que llegan a ella. Además he añadido un poco de programación defensiva en la función fact/1 de manera que cuando llega un número sólo calcule el factorial si es positivo (when N > 0). Lo mismo podríamos haber hecho en el caso anterior. La última línea hubiera sido:

fact(N) when N > 0 -> N * fact(N-1).

Y por último, destacar el uso recursivo de las funciones. Puesto que para calcular el factorial, la función fact/1 se llama a sí misma con otro argumento, hasta llegar a 0, hay que darle una condición de salida a la recursión. En este caso cuando el valor que llega es 0 deja de llamarse a sí misma y devuelve un valor directo 1.

Como se puede apreciar, erlang es un lenguaje muy flexible y parece que siempre encuentras una manera alternativa de hacer las cosas.

Intérprete de comandos y compilador

Además, también disponemos de un intérprete de comandos: erl que nos permite introducir uno a uno los comandos de erlang que queramos ejecutar. Básicamente levanta una máquina virtual y nos permite, por ejemplo, lanzar nuestras aplicaciones o módulos. Podríamos llamarlo como:

erl -pa ./binarios -eval 'mi_modulo:start().'

De esa manera podemos lanzar un módulo mi_modulo suponiendo que exista una función start/0 que sea la que inicie el proceso. El parámetro -pa ./binarios lo que hace es añadir al path del intérprete el directorio ./binarios que es donde guardamos nuestros ficheros compilados. O si lo que hemos hecho es una aplicación OTP se podría llamar con:

erl -pa ./binario -eval 'application:start(mi_aplicacion).'

Hmmm, un momento... ¿binarios?...¿ficheros compilados?... Sí, también compila el código a un formato intermedio llamado beam que es lo que ejecuta la máquina virtual, que se llama BEAM. De hecho, hay otros lenguajes que aprovechan las características de concurrencia y demás bondades de BEAM compilando también a ese bytecode. Uno de los más famosos es elixir.

El compilador que proporciona erlang es erlc. Nuestro código anterior podría haberse reducido a un módulo con una función a la que poder llamar:

-module(factorial).
-export([fact/1]).

fact(0) -> 1;
fact(N) when N > 0 -> N * fact(N-1).

Analizando el código vemos primero dos líneas extrañas al comienzo. -module(factorial). es una directiva que indica que ese módulo se llama factorial. Ese nombre debe coincidir con el nombre del fichero (sin la extensión .erl) que lo contiene. La otra directiva -export([fact/1]). lo que hace es exportar una lista de funciones que pueden llamarse desde fuera del módulo. En nuestro caso la lista sólo contiene la función fact/1.

Si guardamos ese código en un fichero que se llame factorial.erl (si el nombre del fichero y el módulo no coinciden, el compilador se quejará), lo podemos compilar desde la línea de comandos:

erlc factorial.erl

Y tendremos en el mismo directorio el fichero factorial.beam que es el binario generado y que, a partir de ese momento, podemos llamar desde el intérprete, por ejemplo:

$ erl
Erlang/OTP 23 [erts-11.0.2] [source] [64-bit] [smp:4:4] [ds:4:4:10] [async-threads:1] [hipe]

Eshell V11.0.2  (abort with ^G)
1> factorial:fact(5).
120
2> halt().

Como se puede apreciar, la llamada consiste en el nombre del módulo factorial separado de la función que queremos llamar y sus argumentos fact(5), con :. Como es el final de la instrucción, también debemos marcar el final con el ..

Otra forma de compilar es desde el propio intérprete:

$ erl
Erlang/OTP 23 [erts-11.0.2] [source] [64-bit] [smp:4:4] [ds:4:4:10] [async-threads:1] [hipe]

Eshell V11.0.2  (abort with ^G)
1> factorial:fact(5).
** exception error: undefined function factorial:fact/1
2> c(factorial).
{ok,factorial}
3> factorial:fact(5).
120
4> halt().

Si no existe el fichero binario e intentamos llamar a la función, vemos que nos lanza una excepción diciendo que esa función factorial:fact/1 no existe. En el paso 2 llamamos al compilador desde el intérprete con c(factorial)., véase que se omite la extensión del fichero y devuelve una tuple: {ok,factorial}. Ya tenemos el módulo cargado y lo podemos usar.

Concurrencia

Otros lenguajes de programación tienen un horror de consideraciones para acceder de forma concurrente a los procesos y los recursos. Esos procesos suelen compartir memoria y hay que ponerle banderas que controlen qué proceso accede o tiene el control de ese recurso.

En erlang cualquier función puede convertirse en un proceso al que llamar. Puesto que los procesos no comparten memoria, levantar y llamar tiendo en cuenta apenas dos cosas. Como quizá se entienda mejor con un ejemplo, vamos a ver el siguiente código:

-module(proceso).
-compile(export_all).

procesando() ->
    receive
        holaaa ->
            io:format("¡que por el culo nooo, Manolo!~n"),
            procesando();
        digame ->
            io:format("... que si quiere bolsa!~n"),
            procesando();
        _ ->
            io:format("Pesao'... no se te entiende.~n"),
            procesando()
    end.

En cualquier otro lenguaje, las recursiones como la anterior serían la pesadilla del programador. Un bucle que entra en recursión infinita... y aquí los programadores lo hacen a propósito... esto es un sin dios. Pero vamos a ver por qué, analicemos el siguiente fragmento de llamadas:

~ $ erl
Eshell V11.0.2  (abort with ^G)
1> c(proceso).
proceso.erl:2: Warning: export_all flag enabled - all functions will be exported
{ok,proceso}
2> Proceso = spawn(proceso, procesando, []).
<0.87.0>
3> Proceso ! digame.
... que si quiere bolsa!
digame
4> Proceso ! "Hola mundo!".
Pesao'... no se te entiende.
"Hola mundo!"
5> Proceso ! holaaa.
¡que por el culo nooo, Manolo!
holaaa
6> halt().
~ $

Una vez compilado el código en la línea 1, levantamos un proceso con la función spawn/3, a la que pasamos el módulo proceso, la función procesando y la lista de argumentos [] en nuestro caso. Esa función (spawn) nos devuelve el identificador de un proceso de erlang <0.87.0> y luego podemos llamarlo con la sintaxis !. Sencillo todo, ¿no?

OTP

OTP son las siglas de Open Telecom Platform y puede parecer que por su nombre sólo serviría para hacer aplicaciones de telecomunicaciones, pero no sólo para eso sirve. Al contrario, nos proporciona una serie de comportamientos (behaviours lo llaman) de nuestros procesos que nos facilitan mucho la vida. Hay varios de estos behaviours (y se pueden programar propios), por ejemplo: application, gen_server o supervisor. El primero nos encapsula una aplicación, que levanta todos los procesos que necesita; el segundo nos proporciona toda la funcionalidad de un servidor, con llamadas síncronas y asíncronas; el tercero es un proceso que supervisa el funcionamiento de otros procesos y puede hacer que se reinicien tras un fallo, o que paren todos ante un error. Por ejemplo, si echamos un vistazo a la estructura de la aplicación con la que ando trasteando para aprender, podemos representarla como algo así:

estructura-aplicacion.png

Hay, por encima de todo una aplicación que levanta un supervisor de nivel superior. Este supervisor, además, levanta un gestor de datos, un servidor y otro supervisor. Éste último va levantando, bajo demanda, otros procesos según se conecten los clientes. Aunque se llamen clientes en realidad es un behaviour de tipo gen_server, cada uno de esos procesos está dedicado a responder a las peticiones que llegan desde una determinada conexión TCP por telnet. En la estructura del MUD, que es lo que estoy programando, el servidor representa el mundo virtual y envía mensajes a los clientes con los eventos que ocurren en ese mundo: alguien entra en la habitación donde estamos, alguien abre o cierra una puerta, amanece o anochece... etc. Sin embargo, ni el mundo ni los clientes son los propietarios de los datos: los pueden consultar, pero no modificar. Cuando necesitan que un dato cambie, le envían la petición al proceso que los gestiona que es erlmud_datos. Y durante todo el tiempo, el supervisor de clientes se mantiene a la escucha, por si llega una nueva conexión por TCP. En el momento en que llega, levanta un proceso cliente y le pasa los sockets de conexión para que a partir de ese momento el proceso erlmud_cliente se haga cargo de las peticiones y =erlmud_sup» vuelve a quedarse de nuevo a la escucha.

Todo el proceso descrito antes apenas se realiza con unas decenas de líneas de código que definen los behaviours y los conectan, las partes escabrosas están encapsuladas por OTP. Luego hay que añadir el código que hace que tu aplicación haga lo que tiene que hacer.

Gestión de datos

En el apartado anterior no quise entrar en mucho detalle en el tema de los datos, pero es una de las cosas que me tienen encantado. En erlang la gestión de datos viene de fábrica. Se pueden emplear tablas cargadas en memoria o en disco con las librerías ETS y DETS (Erlang Term Storage y Disk Erlang Term Storage) respectivamente. Y pueden almacenar gran cantidad de datos. No encuentro exactamente cuánto, pues he visto autores que aseguran que son 4Gb por tabla y otros lo reducen a 2Gb por tabla. En todo caso, para una aplicación normal, puede ser suficiente para funcionar.

Además, las tablas pueden ser privadas (sólo las puede leer-escribir el proceso propietario), pueden estar protegidas (las pueden leer otros procesos pero sólo las puede modificar el propietario, como en mi proyecto de MUD) o públicas (cualquier proceso puede leer y escribir en ellas).

Cualquier tipo de datos que sea correcto para erlang puede meterse en una tabla ets. Por ejemplo, si venimos almacenando los datos en una tuple tipo:

Datos = {12, [1,2,3,4], "una cadena", {ok,42}, 132}.
{_,_,Cadena,_,_} = Datos.
Lista = element(2, Datos).

Podemos ver que la tuple tiene varios campos: un entero, una lista, una cadena, otra tuple y otro número. Podemos acceder a los datos dentro por su posición: bien empleando su estructura mediante el operador de asignación de erlang o bien, utilizando la función element/2.

Sobre esta capa de almacenamiento erlang introduce otra que es el record. Que lo que hace, básicamente, es ponerle nombres a los campos. El equivalente de la tuple anterior sería un record definido de la siguiente manera:

-record(dato, {id, lista, cadena, tuple, entero}).
Dato = #dato{12, [1,2,3,4], "una cadena", {ok,42},132}.

¿Qué ventaja tiene escribir más? Pues que luego todo es más claro:

Cadena = Dato#dato.cadena.
Lista = Dato#dato.lista.

Además, si los datos los tenemos guardados en registros o records, los podemos agrupar en tablas de manera muy sencilla:

ets:new(mis_datos, [set, named_table, protected,
                    {keypos, #dato.id},
                    {heir, self(), "Mis Datos"}]).

El código anterior crea una tabla ETS llamada mis_datos. Es un set, lo que quiere decir que sólo habrá un registro para cada valor del índice. Se establece que se puede acceder a la tabla utilizando su nombre con named_table, pero a la vez se establece que está protegida (protected) y sólo la puede modificar el proceso que la herede (heir, que este caso es self(), el proceso actual, pero que podríamos pasárselo a cualquier otro). Y la posición de la clave (keypos) viene determinada por el campo #dato.id.

Podemos tener tablas de varios tipos: set, bag... cada uno con sus características, o si lo prefieres con sus ventajas e inconvenientes. Esto nos permite almacenar nuestros datos de una manera muy accesible a la par que flexible. En los set cada key sólo aparecerá una vez, pero en los bag puede aparecer varias veces. En el primer caso, al buscar una clave en la tabla devolverá una lista con sólo un registro (si existe la clave en la tabla); y en el segundo caso devolverá una lista con tantos registros como existan en la tabla, por poner sólo dos ejemplos.

mnesia

Si no has tenido bastante con las tablas ETS, erlang viene armado con mnesia que es una base de datos que, como sus primas ETS y DETS, puede guardar la información en memoria o en disco. Además tiene limitaciones similares a ETS y DETS en cuanto a capacidad de las tablas y podría considerarse como una «encapsulación» de ellas. Lo que proporciona es una forma de consultar registros, guardar esas consultas y llamarlas cuando lo necesitamos, cruzando tablas si es preciso. Pero lo más interesante es que proporciona «transacciones», de manera que los cambios se producen como «un todo» y si hay algún error, se anulan todos los cambios de la «transacción» para que no queden datos inconsistentes.

Lenguaje funcional

Si miramos a qué tipo de programación pertenece el lenguaje erlang encontraremos que en muchos textos lo engloban en los llamados lenguajes funcionales y en general tiene muchas características que hacen que esta clasificación sea adecuada. Aunque en algunos sitios afirman que no es un lenguaje funcional puro, sino que tiene otras características que lo hacen especial.

Entre las estructuras más funcionales tiene en su sintaxis la capacidad de manejar listas mediante el constructo de «cabecera» y «cola». El famoso head--tail y que en muchas partes del código de erlang lo podemos encontrar en accesos marcados como [H|T], funciones lambda u otras funciones como el famoso map. Por ejemplo:

-module(prueba).
-export([duplica/1]).

duplica(Lista) ->
    lists:map(fun(X) -> X*2 end, Lista).

Si lo llamamos y le trasladamos la lista [1,2,3,4,5] nos devolverá la lista [2,4,6,8,10]. En el código podemos apreciar la función lambda que realiza la multiplicación, que viene definida entre las palabras claves fun y end.

Aunque también hubiéramos podido ahorrarnos toda esa sintaxis y recurrir a la sintaxis de las lists comprehensions, que te sonarán porque se las han copiado otros lenguajes como Python:

Lista = [1,2,3,4,5],
[X*2 || X <- Lista].

Mucho más sencillo de leer y ver, ¿no?. O, otro ejemplo por utilizar una función resumen de listas:

~ $ erl
Eshell V11.0.2  (abort with ^G)
1> Lista = [1,2,3,4,5].
[1,2,3,4,5]
2> lists:sum([X*2 || X <- Lista]).
30
3>

También podemos filtrar qué elementos nos interesan de la lista, por ejemplo, si queremos hacer las operaciones sólo sobre los impares:

3> [X || X <- [1,2,3,4,5], X rem 2 /= 0].
[1,3,5]
4> [X*2 || X <- [1,2,3,4,5], X rem 2 /= 0].
[2,6,10]
5> 

Optimizador del código compilado

Me resisto en llamar a HiPE un JIT, sin embargo, funciona de manera similar. Hight Performance Erlang es un módulo que puede ser llamado al compilar para acelerar un poco el código. Sin embargo, esas mejoras tienen algún inconveniente que hay que valorar y es mejor leer la documentación para ver si nos compensa.

Llamarlo es sencillo, por ejemplo, al hacer la compilación del módulo desde el prompt interactivo:

~ $ erl
Eshell V11.0.2  (abort with ^G)
1> c(factorial, [native]).
{ok,factorial}
2>

Como se puede ver una forma sencilla de hacerlo, aunque se puede afinar aún más utilizando las opciones de HiPE llamando a la compilación con [native, {hipe, Opciones}].

Conclusiones

Después de este ladrillo intentando escribir sobre todo erlang aún sabiendo que es imposible, vienen las conclusiones:

  1. Me gusta erlang y voy a seguir utilizándolo. Algunas de mis cosas ya se están escribiendo en erlang. Aquellas que no necesitan una interface (que esas siguen corriendo en elisp.
  2. Es un lenguaje muy flexible y expresivo. Aunque al principio me resultaba un poco marciana la sintaxis una vez acostumbrado a ella me resulta agradable.
  3. Cuando algo falla, sus informes de error son muy precisos y es muy fácil saber qué ha fallado y dónde. Y los fallos suelen caer de parte de la lógica del programador, porque el no poder modificar las variables implica que nunca el error se debe a que tomen un valor equivocado, ni tienes que estar trazando paso a paso a ver cómo varían.
  4. Cuando ejecuto el código y levanta varios procesos, estos se adaptan automáticamente y usan todos los núcleos de la máquina sin escribir ni una línea para preocuparme de los hilos... ya se ocupa la vm de erlang. Lo cual es un descanso para mí.

Pues hasta aquí hemos llegado. Supongo que con un exceso de información para un artículo del blog, pero a la vez escasa para intentar aprender algo. Y todo esto, sólo mientras sigo aprendiendo, porque esto es un mundo de aprendizaje nuevo. De un lenguaje marciano, que no es de los más populares, pero sí uno de los más potentes que he encontrado: capaz de montar sistemas distribuidos con suma facilidad, de sustituir el código sin pararlo todo, de crecer y escalar de forma casi «natural».

Sólo por probar levanté un nodo con cientos de miles de procesos y en una prueba llegué a los dos millones (eso sí, casi quemo el procesador con todos sus núcleos funcionando al 100% durante un buen rato). En una máquina con más memoria y procesador ¿hasta dónde hubiera llegado? No sé, me parece un lenguaje digno de destacar y de ponerlo en valor y por eso he escrito este artículo. Espero que sea útil.


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