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Defenestrando la vida


Capacidad lectora y redes sociales

He venido observando que cada vez leo peor y menos. Es como si no pudiera concentrarme en la lectura y fijar mi atención en ella. Podríamos decir que el problema es de concentración, pero no lo creo. Es decir, cuando estoy haciendo cualquier otra cosa: editar un vídeo, modelar algo en 3D, escribir algo, programar, o resumiendo: en todo aquello que necesita mi atención, me concentro con facilidad. Sin embargo, leyendo soy un desastre. Mis ojos saltan por el texto y tengo que hacer verdaderos esfuerzos para concentrarme en la lectura, tanto que incluso puedo perder el concepto de lo que leo.

Por IRC, hay quien dice que paso de su culo, porque me ha escrito algo y no le he hecho caso. La realidad es que no lo he visto. Cuando se me juntan más de quinientos caracteres mi vista comienza a saltar de un punto a otro incapaz de seguir una línea. Además, si la línea tiene más de 70 caracteres, mi vista saltará a la siguiente sin haber llegado al final.

¿Qué está pasando?

En realidad no sé qué es lo que me pasa, tengo empezados varios libros y simplemente los abandono. No me divierten, no me distraen, no me entero de nada. Hay veces que pienso que debería volver al método de señalar con el dedo el sitio por el que voy leyendo, quizá ese ancestral, aunque infantil, sistema me ayude a mantener la coherencia de la secuencialidad lectora.

Tampoco ayuda el que mis géneros favoritos sean la ciencia-ficción y la fantasía. Para leer eso, uno tiene que estar dispuesto a suspender su sentido de la realidad; algo que siempre me ha parecido interesante para usar la lectura, precisamente, como un evasor de la realidad sin efectos secundarios, para descubrir mundos nuevos y nuevas realidades aunque imaginarios, no menos interesantes. Sin embargo, cada vez más, me cuesta suspender momentáneamente mi sentido crítico y admitir como normales algunos postulados de la ficción. Si le añadimos que me cuesta concentrarme en la lectura, tendremos el cóctel perfecto para no haber encontrado ningún libro que me enganche en meses... he pasado de un ritmo de tres o cuatro al mes a uno o dos al trimestre. Ya ni las relecturas disfruto.

No tengo explicaciones para estos hechos, pero es lo que hay. Y no tengo claro a qué achacarlo, pero me ronda la idea que quizá sea el uso y abuso de las redes sociales. Sería curioso si fueran la causa, pues también me ocurre cuando las miro. Hay ocasiones que leo un post días después de haberlo visto. Evidentemente, el post ha estado ahí siempre, incluso lo he visto, ─sé que lo he visto─ pero no he alcanzado el mensaje.

Como digo, voy a dejar una temporada las redes sociales (todas). Volveré a obligarme a leer todo y a conseguir concentrarme en la lectura como lo hacía antes.

¿Cómo he llegado a esa conclusión?

No sé si serán ciertas mis conclusiones, quizá me estoy columpiando y no tiene nada que ver, sin embargo hay una serie de hechos probados que me llevan a esa conclusión:

  1. En otras actividades soy capaz de concentrarme.
  2. Coincide con mi enganche a las redes sociales.
  3. No es una pérdida de hábito lector sino una modificación de sus pautas.

Me paso el día leyendo y desorientado con lo que leo, me da la impresión de que mis ojos y mi mente saltan de un sitio a otro cuando se junta mucha información por una mala habituación a los mensajes cortos, típicos de las redes sociales. Eso es todo: tengo que deshabituarme y el momento correcto es ya. No lo puedo dejar como propósito para el año que viene.


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