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Defenestrando la vida


Sobre el derecho a la intimidad

Estos días de encierro vengo observando algunas actitudes un tanto inquietantes por parte de la población, dicho así en general. Por ejemplo, la necesidad que tienen algunos de fiscalizar lo que hacen sus vecinos, criticar si salen o no salen a aplaudir a «los sanitarios» a las ocho de la tarde, vigilar que nadie salga de su casa increpando e insultando al que lo hace. Sin reflexionar siquiera si precisamente ese viandante que pasa bajo su balcón es uno de esos sanitarios que regresa o se incorpora a su turno. Sospecho que la vieja del visillo increpadora de viandantes además no tendrá ningún problema ético en votar a quien recortó la Sanidad y lo seguirá haciendo en un alarde de coherencia. Pero ahora se le hace muy necesario salir, y obligar a todo el mundo a salir, a aplaudir a una Sanidad que recortaron gracias a sus votos.

Confieso que no he salido ni un sólo día a aplaudir a nuestros esforzados sanitarios. No es que piense que no se lo merecen, al contrario. Lo que puedo asegurar, desde mi más profundo sentido ético, es que nunca voté y nunca votaré a quien recorta en la Sanidad Pública para favorecer los intereses de unos pocos en detrimento del resto de la sociedad. Desde mi pensamiento de que debe primar el beneficio común por encima del individual.

Afortunadamente vivo en un pueblo y las casas están más diseminadas. Las manifestaciones de balcón y la algarabía me quedan lejos: no tengo que soportar ni al Dúo dinámico ni a los Chipiritifláuticos asaltando mi espacio sonoro durante las sesiones musicales post-aplauso como en otros sitios. Lo cual es un descanso para los oídos y un bálsamo para los nervios.

Por otro lado, en mis relaciones personales, ahora muchas de ellas virtuales, hay quien se empeña en que me instale el güasás o que abra cuenta en el escaipe. Se asombran, algunos incluso se enfurecen, ante mi negativa a utilizar las herramientas que todo el mundo utiliza, y parecen no entender que mi postura no es tecnológica sino ética. Me explicaré.

El artículo 18 de la Constitución Española de 1978 habla sobre el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, estableciendo que:

  1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
  2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.
  3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial.
  4. La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

Si sientes que ese artículo de la Constitución es papel mojado, no se debe a que no haya legislación posterior, como la Ley de Protección de Datos, como estable el punto cuatro, que protege esos derechos; es que has aceptado sin leer las condiciones de uso de herramientas que se limpian el culo con tu derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a tu propia imagen. Esas herramientas proceden en su mayoría de las cinco grandes empresas de Internet: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (en adelante GAFAM).

Querido amigo, eres muy libre de entregarle tus derechos a quien creas oportuno, pero básicamente tu abandono de derechos también me afecta a mí. Desde el momento en que guardas mi correo electrónico o mi teléfono en una aplicación de contactos gestionada por una de esas empresas, estás entregando mis datos, los míos personales, a quien no se preocupa de mis derechos. El insolidario no soy yo, por no usar la herramienta única que nos ata en las tinieblas, eres tú que con tu abandono arrastras mis datos contigo.

Siempre opto por herramientas de software libre por la misma razón ética. Sólo desde el control de tus dispositivos y la autogestión se puede tener un poco de intimidad. Sólo un poco debido a que la mayoría de personas desconocen otras herramientas que no pertenezcan al amo (el amo nos cuida... ya tú sabes).

Mi teléfono y mi tablet funcionan gracias a Ubuntu-touch, mi ordenador (un portátil con 10 años bajo sus teclas) funciona gracias a GNU/Linux (OpenSuse Tumbleweed). Las videoconferencias procuro hacerlas con jitsi y la mensajería instantánea con XMPP, donde por cierto podéis encontrarme en la cuenta de nombre notxor en suchat.org, por si queréis añadirme a vuestros contactos de XMPP.

Sin embargo, esta postura ética se encuentra muchas veces limitada por problemas técnicos y hay cosas que se encuentran más limitadas. No porque no se puedan hacer, sino porque algunas empresas (básicamente GAFAM y los que quieren imitarlos) dedican muchos de sus recursos a acotar las libertades personales. Para ellos trabajan no sólo los mejores programadores, ingenieros de sistemas e informáticos en general, también los mejores psicólogos, sociólogos y antropólogos con el único objetivo de atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.

Estos días he tropezado con algunos Borg1 evangelizando: Ustedes serán asimilados, la resistencia es inútil. Me han protestado por el tema familiares y amigos y cuando les he comentado el tema de los Borg hay hasta quien se ha ofendido. Pero uno de mis principios es la salvaguarda de mi intimidad y eso sólo lo puede hacer una comunidad concienciada con ello. No va a venir de ninguna empresa que gane dinero vendiéndola al mejor postor. No te la van a dar porque sí: los derechos se obtienen luchando por ellos. Mi camino tecnológico no es el más sencillo de seguir, pero sí el más ético: tengo un portátil de casi 10 años funcionando y actualizado, un teléfono móvil de 5 años, funcionando y actualizado y una tablet de cuatro años, funcionando y actualizada... No necesito cambiar de ordenador cada dos años, ni de móvil cada año, no tropiezo con la obsolescencia programada. No necesito duplicar la capacidad de procesamiento de mi hardware cada seis meses ampliando memoria o disco duro. Hay quien lo necesita, o incluso ve en ello el parangón del progreso. Yo sólo veo despilfarro, abandono y control.

Así que no, no me planteo utilizar güasás ni escaipe, pero no porque sea un atrasado tecnológico, sino porque la tecnología entra en ámbito de la ética. Prefiero aplicaciones creadas y gestionadas por la comunidad, para la comunidad, que me otorguen capacidad de decisión y de autogestión. Si una herramienta no tiene en consideración mis derechos no la utilizo y basta leerse las condiciones de uso de todas esas herramientas para saber que básicamente se dedican a pasarse un derecho, que tenemos reconocido por el artículo 18 de la Constitución, por el forro del arco del triunfo. Cuando las aceptes, las condiciones de uso, piensa que no sólo te perjudicas a ti, también limitas los derechos a la intimidad de todas esas personas cuyos datos tienes guardados en tu aplicación de contactos. Si me tienes en esa lista, que sepas que estás limitando mis derechos: yo no acepté las condiciones de uso, tú sí.

No, no voy a instalarme güasás ni a abrir cuenta en escaipe.

Nota al pie de página:

1

Al que no entienda la referencia cinematográfica le recomiendo la lectura de https://es.wikipedia.org/wiki/Borg_(Star_Trek)


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